jueves, 28 de julio de 2011

Mi familia y otros animales

 
No recuerdo muy bien cómo llegó a mis manos ese libro, no sé si alguien me lo regaló o tuve que leerlo para el cole o alguien conocedor de mis “bichofobias” decidió que como terapia de choque me iría bien,  es más, casi ni recuerdo si me gusto o no, ni tan siquiera recuerdo de que iba, a excepción de que hablaba y describía a los “bichos” de una forma magistral.

Lo que sí recuerdo como si hubiese sido ayer, es a quién se lo regalé y cómo y porqué nunca me lo pudo devolver.

Hace ya más de 20 años que ya no está con nosotros, hace ya más de 20 años que ese libro se perdió.

En la puerta de enfrente de la casa de mis padres vivía un matrimonio sin hijos, ya de mediana edad desde que yo era pequeña. Carmen y Ángel se llamaban, eran adorables y completamente achuchables. Carmen era una mujer no muy alta y con redondeces, siempre con el pelo arreglado y esas uñas siempre impecables que tantas veces yo le pintaba (más o menos). Siempre tenía tiempo para “las niñas” (mi hermana y una servidora). Podíamos pasarnos horas en su casa, no porque mi madre tuviese algo que hacer y nos dejase allí, no, era simplemente porque nos encantaba. Esa casa también la usábamos a modo de trinchera, cuando en mi casa se montaba la de San Quintín, cuando hermana y servidora decidían que la relación fraternal no era lo mismo si de cuando en cuando no nos liábamos en una batalla campal, siempre una de las dos corría a “casa de Carmen” a refugiarse del fuego enemigo.

Recuerdo tardes eternas en esa casa en la que siempre olía bien y siempre estaba todo en su sitio. Esas tardes de inviernos en las que aburridas “las niñas” salían de casa y caminaban dos pasos para llegar a “casa de Carmen”. Nos podíamos pasar horas metidas en la cocina haciendo rosquillas (por el Santo Creador… que ricas estaban), haciendo cualquier invento comestible que a Carmen se le hubiese ocurrido para entretenernos y siempre le quedaban riquísimos, como aquellos filetes de pollo enrollados rellenos de quesito que empanaba y después freía con muchísimo mimo o esos bizcochos de yogur que solo hacía para nosotras, Ángel era diabético y no podía ni “catarlos”, pero cuando las rosquillas las hacían “las niñas” él siempre le dada un mordisquito pequeñín para poder decir con una voz que trasmitía todo cariño ¡¡¡Ummm os han quedado buenísimas, sin duda mejor que las de la semana pasada!!! (siempre nos quedaban mejor que las de la semana anterior, aunque las de esa ocasión hubiesen servido de argollas para los amarres de un barco).

Tardes de lluvia que después de volver del colegio, en ocasiones y sin haber pasado por mi casa, íbamos directamente a la suya y como por arte de magia allí estaba nuestra ropa limpia dispuesta sobre un radiador calentita para que después de tomar una buena ducha caliente Carmen nos ayudaba a ponernos, incluidas zapatillas que por supuesto siempre teníamos allí un par y que por supuesto nunca usábamos, en “casa de Carmen” andar descalzas estaba permitido.

Carmen nos enseño a jugar al parchís, no creo que nadie supiese jugar al parchís como ella. Pueden decir que Gil era un auténtico maestro del parchís, pero estoy convencida que Carmen le hubiese ganado con los ojos cerrados. Lástima que no hubiese jugado con él, con lo que a Gil le gustaba el parchís y hacer apuestas, Carmen le habría desplumado sin ni tan siquiera despeinarse.

Esa casa era para nosotras más que la casa de los abuelos postizos, era nuestro refugio, nuestro parque de atracciones y nuestro hospital de campaña. Yo que siempre he sido algo teatrera,  cuando en mi casa o en la calle sufría algún percance, llámese pequeño arañazo en una rodilla tras una caída o un pequeño corte tras cortarme con una hoja de papel (ya ves tú), mi madre siempre decía lo mismo. Cariño, no es nada… pero si quieres pasamos a “casa de Carmen” y que te  mire.

El mirado de Carmen consistía en sacar una cajita que tenía guardada en un armario del baño, siempre surtido de aparejos varios de cura para accidentes domésticos, o lo que es lo mismo, mercromina, alcohol, agua oxigenada, algodón, tiritas y vendas (en mi casa también había de todo eso, pero en “casa de Carmen” las heridas dolían menos). Carmen sacaba su kit de curas, utilizaba el algodón y el agua oxigenada o alcohol según la gravedad de arañazo, limpiaba el arañazo con el cuidado de un  cirujano, ponía después mercromina y siempre, siempre después una tirita (a mí me encantaba llevar tiritas y vendas), que curioso… ahora que lo pienso eso también lo ha heredado NiñoNinja de mí. Me encantaba sentarme en el taburete en su cuarto de baño y permanecer atenta a sus curas, en “casa de Carmen” las heridas siempre dolían menos.

Ángel era alto, delgado y con el pelo (el poquito que le quedaba) tan rubio que parecía que lo tenía blanco. Con unos ojos azules que a pesar de la frialdad de ese color, siempre eran cálidos. Tenía la piel muy blanca y jamás le ví un solo día sin estar perfectamente afeitado, JAMAS, algo que nos gustaba y nos sorprendía mucho cuando éramos muy canis , porque mi padre en esa época llevaba bigote y barba y claro, cuando llegábamos a “casa de Carmen” y Ángel nos daba un gran beso de esos “sonoros” en la mejilla, no “pinchaba”.

Ángel había trabajado muchos años para la industria del cine. En su casa tenían fotos de ellos con actores de la época (de su época). Fotos en blanco y negro en unos marcos rojos de piel de diferentes tamaños pero siempre por parejas, siempre perfectos, siempre en el mismo sitio. Fotos con Gary Grant en una gran mesa redonda de restaurante, fotos con un Orson Welles muy joven y delgado y otras muchas con actores tanto internaciones como naciones que yo no conocía o me he olvidado de los nombres. Horas me podía pasar escuchando a Ángel, contar sus  historias de cine, sus aventuras, sus idas y venidas y los fiestones que se montaban en los rodajes y estrenos.

Tras dejar el mundo del cine, Ángel paso a la pequeña pantalla (seguíamos en blanco y negro) y empezó a trabajar para la única cadena que había en este país y en ella ya se jubiló. He escuchado tantas historias y tantas anécdotas que podría escribir mucho sobre eso.

Ángel además de su devoción por el trabajo, tenía autentica pasión por su hobby, la pesca. De río, de mar, de altura, de bajura, pesca submarina, la de patitos de feria, cualquier cosa que estuviese  relacionada con el agua y los peces. También era un enamorado del mundo animal en general y de los libros de historia. En su casa tenía una de las colecciones de libros del mundo animal más completas que he visto nunca, tenía una enciclopedia de historia que haría las delicias de cualquier historiador. Horas nos hemos pasado mirando las fotos de los libros del mundo animal y horas leyendo esos tomos de la enciclopedia como quien lee un tebeo.

Tenía la capacidad de arreglar todo lo que se rompía, era un autentico manitas o mejor dicho, más que manitas era un MacGyver. Tenía una imaginación tremenda y siempre estaba inventando cosas para “las niñas”. Un día nos sorprendió con un invento que ahora es muy popular, él lo llamaba “pildoritas saltarinas” no era otra cosa que una capsula vacía en la cual metía uno de sus plomos pequeños de pesca. El invento  ahora hace las delicias de los peques, incluido NiÑoNinja, para mí que alguien le vio hace años por una ventana y después patento el invento como suyo.

Jamás tenía pereza para hacer cosas, todo le iba bien, desde arreglar un cajón roto a estar durante horas jugando con nosotras en nuestro juego favorito en su casa, “el arrastre con manta”. Como no tenían hijos, Carmen había transformado una de las habitaciones en un autentico taller de costura, su hobby y pasión, la costura. Tenían en esa habitación una máquina de coser y con ella hacíamos todo tipo de prendas, desde ropita para los muñecos a mantas. Carmen compraba la tela en Pontejos y nosotras mismas, con su ayuda claro esta, las diseñábamos y cosíamos. En especial recuerdo una manta azul muy suave y enorme que cosimos con ella. Ese era nuestro divertimento especial. Nos tumbábamos por turnos en esa manta azul y Ángel nos arrastraba por los pasillos tirando de la manta… era genial…. tenía una paciencia que ni el Santo Jó.

De sus aventuras de pesca nos contaba muchas historias. De cómo en una ocasión haciendo pesca submarina una morena le arranco media falange del dedo de una mano. De cómo un marrajo le mordió en un gemelo en aguas Canarias y si no es por su compañero de inmersión una afamado aventurero muy de moda (en su época) que le practico un torniquete en el barco, casi no lo cuenta.

También era genial cuando a su casa iban compañeros de trabajo o amigos. En especial recuerdo a Ricardo, un señor que para la edad que tenía, y nosotras siendo unas "micos", nos resultaba tremendamente guapo y lo más impresionante (edad en la que una es fácilmente impresionable) de todo, era que ese señor tenía un ojo de cristal. Cuando le oíamos hablar con Ángel de sus aventuras de pesca sumado al detalle del ojo de cristal, le veíamos como a un autentico pirata al más puro estilo de Errol Flynn.

En “casa de Carmen” he vivido los mejores momentos de mi infancia. Disfrute de ellos cada Navidad que celebrábamos juntos, cada verano que íbamos con ellos a la casa que tenían en la playa, cada vez que nos llevaban al cine, cada vez que en “casa de Carmen” las heredas dolían menos y cada tarde de lluvia jugando al parchís o haciendo rosquillas.

Por desgracia Carmen no pudo ver cómo me hacía mayor, como me enamorada, como me “desenamoraba”, como me volvía a enamorar, como me casaba y como nacía NiñoNinja. Estoy segura de que habría disfrutado de todas esas cosas mucho, pero estoy segura de que más habría disfrutado yo teniéndola a mi lado y contándoselo, recordemos que en "casa de Carmen" las heridas duelen menos.

Ángel murió pocos años después de Carmen. Siempre en casa hemos dicho que Ángel murió de pena. Tras la muerte de Carmen, Angel ya nunca fue el mismo, él pretendía que nosotras “las niñas” no nos diéramos cuenta de ello y aunque ya éramos mayores para el “arrastre con manta” siempre que teníamos oportunidad, nos refugiábamos en su casa que a pesar de que ya no estaba ella, su casa seguía siendo la “casa de Carmen”. Él cada vez pasaba temporadas más largas en la casa que tenían en la playa o visitando a sus hermanas que vivían fuera de Madrid.

Cuando Carmen murió no pude despedirme de ella, mi madre nos pidió de corazón que no fuésemos al hospital, quería que la recordásemos como fue ella, no quería que tuviésemos como última imagen, la mujer que yacía en una cama tras sólo unas semanas de hospitalización pero que el cáncer irreversible e inoperable de hígado que tenía la estaba consumiendo. Después de fallecer, sin que nadie me recomendase no ir, fui yo la que no pude ir a su entierro. Físicamente no tenía fuerzas, llevaba dos días sin parar de llorar y sin comer.  No puede ver como esa parroquia de nuestro barrio estaba tan llena de gente que no cabía un alfiler.
Ángel, un día nos dijo que marchaba para la ciudad costera en la cual vivía una de sus hermanas. Ya estaba malito, con la falta de Carmen parte de su fuerza se fue con ella y poquito a poco la diabetes y la edad comenzaron a hacer mella en él.

Yo sabiendo que a la mañana siguiente Ángel marcharía de viaje y sabiendo lo mucho que le gustaba leer, le regalé el libro que presta su título a este post. Como agradecimiento, él solo me dio un enorme abrazo y me dio los dos besos más tristes que una persona me ha dado jamás, creo que tanto él como yo sabíamos que eso era una despedida definitiva y ese libro fue mi pequeña aportación para hacer más ameno ese viaje sin retorno.
En mi casa tengo todos y cada uno de los tomos de su colección de libros del mundo animal, todos y cada uno de los tomos de la mejor enciclopedia de historia y algunos pocos recuerdos más, pero lo que no pude recuperar nunca fue el libro que yo lo regalé, por lo tanto, sé que se lo llevo con él a ese último viaje que hizo y sé que cada vez que miró ese libro se acordó de “las niñas” SUS NIÑAS.

Y ya…

He tardado casi cuatro días en escribir esto, no puedo seguir escribiendo más, aunque me gustaría contaros todo lo bueno (no tengo ni un solo recuerdo malo de ellos), pero tengo los ojos hinchados de llorar tanto de tristeza por no tenerles a mi lado como de alegría por habernos dedicado en cuerpo y alma sus últimos años.

Me hubiese gustado que NiñoNinja les conociera, sé que les hubiese querido tanto a ellos como ellos nos querían a nosotras y desde luego sé lo mucho que ellos hubiesen querido a NiñoNinja y a "Ecobiosobrino".

The End (o como decían ellos al acabar una peli, léase tal cual, teden)

jueves, 21 de julio de 2011

Infiel

No hace muchos días, un compañero de curro me hizo una pregunta de esas que te dejan como si te hubiese dado un aire.

¿Le has sido infiel a tu marido?
Mandeeeeeeee, comorrrrrrr, perooooooo

No, no... hace falta que me contestes

En ese momento yo ya estaba fibrilando

No, claro que no le he sido infiel y...
¿que clase de pregunta es esa así a las bravas a estas horas de la mañana y con un café a medio tomar?

Te lo decía por si querías ser le infiel y tener una aventura.

En ese momento yo tenía la mano tan fuertemente aferrada al café que estuvo a punto de derramarse…

¿Pero?

No mujer, no me interpretes mal…

Aquí ya empezaba yo a recomponerme un poco, empecé a auto practicarme la maniobra cardiorrespiratoria, porque ya llevaba un rato fibrilando, procedí a recoger mis ojos del suelo y volver a colocármelos en las hasta ahora cuencas vacías. Y le dije,

¿Y esto a que viene?

He de decir que tras el shock inicial, mis neuronas medio dormidas por la falta de café (recordar que estaba con un vaso en mi mano antes de la “preguntita”, no le había dado ni un buchito) comenzaban a activarse y poner en orden la información que hasta el momento yo conocía de mi interrogador. Vamos a ver…dispongo los datos en orden y llego a la conclusión, No, no quiere nada contigo… tanto tú como él sabéis que él es gay por lo tanto… la preguntita no va por donde te imaginas….

Verás, es que he visto un anuncio de una Web en la que las mujeres casadas,  va dirigido en especial a ellas, me aclara,  se inscriben para entrar en contacto con hombres para tener una aventura.

Ahhhh…. pues muy bien…

Hombre, por el Santo Creador, no me hagas estas preguntas a estas horas de la mañana y sin tomarme un café (no soy persona hasta no haberme tomado uno o dos cafés) que entro en fibrilación, no por la respuesta que te voy a dar, que desde luego es un NO y no vuelvas a hacerme esto…
Que susto por el Santo Creador, yo ya pensaba que mi inteligencia y mi cuerpazo de morirte te había echo cambiar de “barrio”.
Jajaja, cabrona, era solo una pregunta para contarte lo del anuncio ese...

A partir de ese momento comenzó una conversación distendida entre dos personas que opinan sobre los empotradores e infidelidad (nunca imagine que podíamos  coincidir en casi todos).

Pues bien, la Web en cuestión propone relaciones entre personas casadas que quieren tener una aventura. Aseguran una confidencialidad absoluta, anonimato y que más....

Manda “webos” y donde queda ya el momento de ir de copas y encontrar a un empotrador  y un "aquí te pillo aquí te mato". Pues anda que no han evolucionado las cosas, hombre por el Santo Creador… una cosa son las relaciones extramatrimoniales y otras que te lo pongan en bandeja de esa forma…

En mi modesta opinión, creo que la infidelidad es ya una cuestión del pasado, ahora ya casi puedes  encargarlas por Internet, igual que se pide una pizza para que te hagan un 5 % de descuento.

Y que encanto tiene eso, no lo sé, pero insisto que tener una aventura a la carta ya no tiene gracia. Eso ya no es (supongo) divertido… ¿citas a ciegas para hombres y mujeres casados? Pufff, pues no sé, alguna vez si alguien se quiere sincerar, que me lo cuente, eso sí… avísame con tiempo que suelte el café, me ponga un par de grapas en los ojos para que no se me vuelvan a salir y escucharé atentamente lo bueno (o no) que tiene que ser tener una aventura a la carta.

Por cierto, si alguien esta registrado (yo no) puede mirar si se puede elegir, y tienen libre cualquiera de mi lista de empotradores.










Pues lo dicho, si alguno está disponible, me lo hagan saber, de lo contrario, paso… porque según estoy escribiendo esto y buscando los “enlacesinfernales” acabo de darme cuenta que mi estereotipo de empotrador, me suena mucho, me resulta familiar, ah sí claro, me case con uno.

viernes, 15 de julio de 2011

Poltergeist

Hoy como todos los viernes al salir de trabajar, el Sensei y una servidora marchan a PuebloNinja a recibir los besos, abrazos y los “te quiero Mama” (ahhh mala suerte Sensei, haber elegido tú el papel de poli bueno) de NiñoNinja.

Este fin de semana prometo no subirme a una bici, no por mi integridad física, no, simplemente porque no puedo con la pestaña. Llevamos toda la semana pintando una mierda de dormitorio (mierda por el tamaño, es un “gua”). Nos hemos acordado de todos los Santos  Creadores incluso de los Muertos que almuerzan a caballo, la puta ley de Murphy ha estado haciendo presencia durante toda la semana.

Lunes. Después de una semana con la pintura comprada y demás aparejos de autodecoración, nos ponemos manos a la obra. El Sensei empieza a dar el emplaste ese para tapar raspones, agujeros de los tacos de los cuadros, etc… Pues bien, Primera Ley de Murphy: Si el emplaste que has comprado es de la marca blanca de ese gran establecimiento de autodecoración y bricolaje, léase LM, la ley de Murphy dice que el producto será una mierda en proporción al ahorro que has experimentado al comprar una marca blanca.
Aquello no era emplaste, hacia más grumos que la  bechamel que me sale a mí cuando voy a hacer croquetas. Con mucho esfuerzo y poca paciencia conseguidos dar la bechamel a las paredes. No sin antes irnos a comprar otro bote a un centro de autodecoración de barrio (o lo que viene siendo lo mismo, la ferretería de toda la vida).  Llegando a casa nuevamente a eso de las 21:00 h decidimos proseguir con la bechamel, en esta ocasión ya de las buenas. Mientras Sensei va terminando de rematar las paredes, servidora decide ponerse a pintar el techo, para lo cual rauda y veloz corre a por los aparejos. Bote de pintura sin estrenar que nos sobro del año anterior de pintar el salón (si Señores, de forma anual pintamos una estancia de la casa, si Señores, somos así de gilipollas). Abro el bote de la pintura, supuestamente sin estrenar (en CasaNinja no tenemos trastero y utilizamos el de los Abus) y me encuentro con la Segunda Ley de Murphy: Si cuentas con tener algo y hacer uso de ello, olvídalo y date por jodido “alguien” habrá hecho uso de ello y no te lo habrá  comunicado y continuando con Murphy, la pintura estará estropeada.

Martes. Como a fuerza de mucho insistir conseguimos acabar el día anterior con la bechamel de las paredes, Sensei se pone a lijar las paredes y restos de bechamel que estas desperdigadas por todas las paredes. No era yo consciente de tener tantos arañazos agujeritos de cuadros y demás… vamos, parecía la habitación de un motel en reparación después de pasar por allí una banda de narcos con ametralladoras…
Sensei en posición de lijar paredes, pertrechado con traje de faena, lija en mano y … Tercera Ley de Murphy: Si piensan que algo va ser sencillo y rápido, te puedes dar por jodido. La mierda de bechamel que se había dado a la mitad de la habitación no se lijaba, aquello parecía cemento armado. Sensei en estado de fibrilación y yo con un ojo que me estaba zigzagueando como me fuese a pillar Wifi. Después de acordarnos del Santo Creador y de los Muertos que Almuerzan a caballo, decidimos dejar la faena y utilizar una lijadora eléctrica que tenemos y que por supuesto… Cuarta Ley de Murphy: Si necesitas algo de lo que dispones, la dificultad para hacer uso de ello es inversamente proporcional a la distancia entre el punto de necesidad y la ubicación del objeto requerido. La lijadora eléctrica esta en el trastero de los Abus.

Miércoles. Servidora sale de trabajar, rauda y veloz marcha al trastero de los Abus a buscar la lijadora eléctrica. Sensei cuando salga de trabajar pasaría por el dentro de autodecoración a comprar un bote de pintura para el techo sin estrenar y sin que nadie hubiese hecho uso de ella sin avisar (sin acritud). Llegamos a casa, vamos a deshacernos de los botes de pintura estropeada y… Quinta Ley de Murphy: Si algo ha de romperse, lo hará en el sitio menos conveniente y más difícil de limpiar. Por supuesto, la pintura estropeada no sabemos porque razón, estaba rezumando por el bote cerrado, por la ya mencionada Ley de Murphy, los botes estaban en el hall de entrada a casa, por supuesto… suelo de parqué y la pintura estropeada que había corroído el bote, hacia su aparición en el parqué de la entrada. Ahí directamente yo entro en combustión espontanea. Como la Ley de Murphy ahoga pero no mata, parece que la pintura había empezado a rezumar hacia muy poquito, ya que estaba aún fresca y la pude quitar con más o menos facilidad.
Por supuesto, a Sensei que estaba en la habitación ligando con la eléctrica no le dije ni “mú”, de lo contrario directamente hubiéramos ido al chico a comprar un cartel de “se vende” (Sensei está convencido que en esa casa tenemos poltergeist cabrones) que nos joden la buena armonía en la casa).

Jueves. Ayer conseguimos pintar el techo (dos veces) y una de las paredes de la habitación. Esa pared va en un color más oscuro que el resto de la habitación. ¿Las paredes y techos tienen que beber de vez en cuando? En respuesta a esa autopregunta, puedo decir que SI. Hay que darles líquido de vez de cuando, de lo contrario cuando se decide pintar, se beben cualquier líquido incluida pintura que pase cerca de ellos.
Como el día anterior quedo pintado el techo y una pared, nos pusimos con las otras paredes. Bueno.. tenemos todo.. pintura lista para su uso teóricamente monocapa, aparejos de todo tipo para los “recortes”, rodillo grande, vamos.. el kit completo para la autodecoración. Pues bien… Sexta Ley de Murphy: Necesitaras una cosa que no tienes y que seguramente nunca más volverás a necesitar o lo perderás. Mierda.. mierda.. mierda… no tenemos el rodillo pequeño para hacer los remates. Ya con más resignación que enfado, me marcho ayer a las 20:00 h al “chino” a comprar un puto rodillo pequeño que desde el primer momento le dije a Sensei que no teníamos y que necesitaríamos… (sin acritud). 23:00 hemos acabado de pintar la habitación… (por hoy) quedará una segunda mano pero eso ya será otro día.. y otra semana… y espero, confío, en que el Sr. Murphy se vaya a dar por el “amor propio” a otra casa.

Viernes. Nos vamos a PuebloNinja y no quiero saber nada de pinturas, bechamel, rodillos y cinta de carrocero. Solo que mi niño me de besos, abrazos y “te quiero Mamá” a joderse Sensei.. y sinó haber comprado el puto rodillo pequeño.

Conclusión:

Llevamos toda la semana durmiendo en el salón, en el sofá cama, como no podemos o no debemos entrar mucho en nuestra habitación, tengo el comedor que parece un mercadillo con la ropa que voy dejando preparada para no tener que entrar a por ella.  La mesa del comedor está literalmente invadida por los cojines del sillón que como está haciendo su función de cama, están allí esperando a ser colocados en su lugar de origen una vez terminemos.
Nunca he vivido en un piso de estudiantes, pero estoy segura que mi linda casa en este momento es lo más parecido a ello…… con o sin “poltergeist”

martes, 12 de julio de 2011

Algunos hombres buenos

Me gusta la gente que da los buenos días en el ascensor aunque no sepa ni cómo te llamas. Hay mucho grosero/a antipático por la vida. En la vida cotidiana nos cruzamos con ellos a diario, pero yo prefiero quedarme con los majetes que incluso con un “hola” ya te hacen sonreír.

Me gusta la gente que al bajarse de un ascensor dice “adiós”. Estos están dentro del mismo marco de majetismo que los anteriores y ya si te dicen “que tengas un buen día” vamos… lo bordan.

Me gusta la gente que sabe reconocer sus defectos. Un buen amigo y mejor coaching en una ocasión me contó esto. ..

En una reunión a la que asistió en una ocasión, le implicaron, o lo que se conoce mejor como “enmarronaron” en un proyecto del cual él no tenía ningún tipo de conocimiento. Por no saber, no conocía casi ni al cliente final. Su primer impulso fue ponerse a llorar (literal) y decir “ lo siento, pero no sé hacer eso, no me siento capaz de hacerlo”. Lo pasó fatal, no entendía como había sido capaz de hacer ese comentario delante de tanta gente y pensó que esa reacción era purita “cobardía”. Finalmente y sin muchas explicaciones por parte de sus jefes, no fue a ese “marrón”.
Años después ya preparándose como coaching, comentando ese episodio con su “maestro”, el “maestro” le hizo ver que sus superiores no habían mostrado su malestar ante su negativa, por que habían sido capaces de entender que decir “No sé hacer eso” no es una muestra de debilidad o cobardía ante el nuevo reto, No. Reconocer en una reunión con 8 personas que no sabes hacer una cosa es de ser una persona tremendamente fuerte y honesta para con los demás. Esto lo aplico a diario en mi vida, si no se hacer algo. Prefiero “cagarla” al meter la pata en algo que ya estaba diciendo que no sabía hacer, que no, decir que soy una experta y después cagarla también. Es muy valiente decir que NO sabes hacer algo y más valiente aún, el reconocerlo pero no estar satisfecho con ello y PONERTE a aprenderlo.

Me gusta la gente honesta. A pesar de la cantidad de mierdas y tonterías que nos dicen y decimos a lo largo de nuestras vidas, esa gente se mantiene firme y espero estar rodeada cada vez más de esa gente por la que sí merece la pena luchar.

Me gusta la gente que te dice lo que piensa estés o no de acuerdo con ello. Bueno, si son amigos se les consiente y perdona casi todo. Ahora bien, que llegues a la playa después de un año y que la maruja de tu vecina, la que pone su sombrilla junto a la tuya año tras año, te suelte un “Nena.. estas más gordaaaa” (con tonito). Por ahí sí que no… eh .. que una es muy comedida, educada y honesta, pero la sombrilla te la meto por el “amor propio” cerrada y la saco abierta, eh…..

Me gusta la gente que no habla en el cine. Ven la película y la comentan al salir, no te van haciendo una disección de cada escena o toma y te van dando la brasa con la iluminación y el espectacular travelling que acabamos de ver. El cine cada cual lo ve como quiere y cuando hablo de ver, lo digo en el más amplio sentido de la palabra, quiero verlo, no que alguien me lo narre.

Me gusta la gente que lee mucho. A mí me encantaría también tener más tiempo para leer. No soy como el Sensei, que se lee casi cualquier cosa, pero sí… me gustaría tener más tiempo y dedicarlo a la lectura. La verdad es que cuando tenemos poco tiempo tenemos que decidir en qué queremos emplearlo y yo casi siempre me decanto por dormir, jejeje

Me gustan los padres que van al parque con los peques los días entre diario y las madres que van los Domingos por la mañana. Si, justo al revés de lo que vemos como norma. Normalmente pasa al contrario, las Madres vamos con ellos entre semana al parque, porque los Padres vienen mas tarde de trabajar y los domingos por la mañana somos las Madres las que nos quedamos en casa preparando la comida y/o limpiando. Me gusta cuando veo lo contrario, ese Padre que sale pronto del trabajo, antes que la Madre y se va con los peques al parque entre semana y las Madres que dejan al Padre en casa los domingos por la mañana para que preparen ellos la paella y ellas se van al parque a patinar con los peques, inciso [cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia].

Me gusta la gente que disfruta como yo de una copa de vino con su Madre. En ocasiones mi Madre viene a casa solo a ver a NiñoNinja o porque me ha comprado algo de pescado o me trae pasta para croquetas (yo no sé hacerla, me sale fatal). La verdad que ahora que lo pienso… mi Madre (con una M muy grande) siempre cuando viene a casa trae algo. Aunque sea una bolsa de plástico para llevarse los innumerables tuppers que tengo de ella, de las veces que me trae cosas ricas para comer que solo ella las cocina como nadie.
Si tengo una botella de vino blanco en el frigo, la abro, saco las copas buenas y nos ponemos una copita cada una (puede incluso que caigan un par de ellas). Se queda conmigo en la cocina hablando de nuestras cosas y seguro que acabo preparando algo de comida con alguna de las cosas que me ha traído, o improvisamos un perolo de caldo para hacerle sopas a NiñoNinja. Mama te quiero.

Me gusta la gente que no te mira como un apestado solo porque eres fumador aunque ellos no lo sean. Si, puede que no les guste, pero te respetan. No se ponen a tu lado en una terraza en la calle y mientras tu estas disfrutando de tu caña y tu cigarrillo (no nos dejan en otros sitios) y se lían a dar manotazos al aire apartando el humo. Si te molesta, te jodes. Si no quieres tampoco que yo esté en la calle fumando o que mi humo se vaya por esos misterios de la física hacia tu mesa, te sigues jodiendo y te metes dentro del bar que seguro estas más fresquito con el aire acondicionado a -7 grados pero sin humo.


Creo que en breve tendré que continuar con la gente que me gusta, que afortunadamente son más los que me gustan que los que no (afortunadamente para ellos).


Continuará…..

jueves, 7 de julio de 2011

Aliens vs Predator

No me gusta la gente que sonríe siempre y a todo el mundo.  Estas personas no me dan ninguna confianza, no se puede estar siempre sonriendo, en lugar de una persona pareces un anuncio de “profident” andante y no me fio de ellos.

No me gusta la gente que invade mi espacio físico. Esa gente que cuando habla contigo les tienes muy muy cerca y casi puedes escucharles respirar. Me dan ganas de decirles, QUE CORRA EL AIREEEE.

No me gusta la gente que miente por sistema. No quiero decir con esto que yo no mienta nunca, No. Lo que no me gusta es la gente que miente sin venir a cuento y sin una razón justificada. Si, la mentira la justifico si es una mentira piadosa para que otro no sufra, por ejemplo.

No me gusta la gente hipócrita. No me gustan porque yo soy todo lo contrario. Si no me gustas o me caes mal, no te hago pensar que eres mi mejor amiga para después despellejarte a la mínima.

No me gusta la gente con voz de pito. Me provocan mucho estrés emocional y es muy desagradable (verme a mí con estrés emocional).

No me gusta la gente que va siempre como una "mini preysler". Es imposible que puedas ir a ningún sitio con esos andares y esos tacones de 15 cm. Deberían prohibirte el paso en los supermercados. No es “natural” que el resto de los mortales estemos allí a las 20:00 h con cara de haber pasado un día de infierno, con el pelo “desmoñao”, la cara “descoloria” y tu estés como para irte desde allí a la gala de los premios Goya.

No me gusta la gente que no te mira a los ojos cuando habla. Esto lo resumo en que mienten.

No me gusta la gente que critica, solo por criticar. Jajaja aquí me contradigo yo misma, jajaja.

No me gustan los culturetas. Esas personas que saben de todo, que lo han leído todo (incluido la pegatina del champú), que sientan cátedra cada vez que abren la boca. Nota aclaratoria: No me gustan porque sepan más que yo, no, lo que me jode es que me lo echen en cara.

No me gustan los perroflautas. No por sus no ideales políticos, ni por su no estilo de vida. No me gustan porque me dan la impresión de “sucio” . Quién diablos inventó las rastas? Alguien que tenia fobia al agua?

No me gusta la gente que te “chupa” el culo cuando vas conduciendo. Directamente me ponen muy nerviosa y asociado a esto podemos decir…

No me gustan los poligoneros y chonis. Me dan repelús. Ellos me producen grima y ellas, por el Santo Creador, que decir de ellas, son la apología de la incultura y se sienten orgullosas de ello. Me ponen del revés directamente. Si algún día NiñoNinja viene con una Vane o una Jenny (alias las comebolsas), directamente le desheredo.

No me gusta la música en los móviles. Porque tengo YO que ir escuchando TU música. Es TU música y no me gusta (es simple, si la llevas puesta para que todos la oigamos, eso dice mucho de qué tipo de música escuchas) Poky o Batuka.

No me gusta la gente histriónica. Todos hemos exagerado reacciones en alguna ocasión, pero algunos nacen con esa personalidad de serie.

No me gustan las mujeres (aquí concreto el género) que van pintadas como puertas desde las 8 de la mañana. Es imposible que tus poros respiren con esa tonelada de “pote” que llevas. Si así vas a las 8 de la mañana que te pones para salir por la noche.

No me gusta la gente con piercing en la cara. Dada mi manía de mirar a la gente a los ojos (cara) al hablar, me puedo pasar toda una conversación sin querer mirarte porque tengo la impresión de hablarle a tu adorno.



No me gustan los hombres con bañadores “turbo” en la playa. Me causan fatiga ocular.

No me gusta la gente que dice firmemente “YO no veo nunca Sálvame”. Para empezar eso es mentira. Todos hemos sucumbido a las peleas y grescas que allí se organizan y que a mí en particular me dan mucha risa.

No me gustan los predators de bar. Hace año que no me pasa, quizás porque no soy una “mini preysler” o porque no llevo la cara como una puerta pero recuerdo cuando los sufría en silencio, como las hemorroides (segunda vez que menciono este tema, jajaja me lo tengo que hacer mirar).

Bueno, voy a ver si encuentro a alguien con quien tomarme un café, que con esta lista de lo que NO me gusta, queda poca gente que se salve. Mañana, lo que SI me gusta.

No me gusta la gente que no siente empatía. Solo digo una cosa. Intenta ponerte tú en mi situación y no me pidas que haga yo lo mismo… inténtalo tu primero.

miércoles, 6 de julio de 2011

Las bicicletas son para el verano

Y una mierda. Las bicicletas son para aquellos que tienen el culo de corchopan o son unos deportistas natos. Pues bien, yo no soy ninguna de las dos cosas. El deporte si me gusta, pero cuando lo hacen otros. Bueno, no me gustan todos, en concreto el ciclismo es uno de los deportes que encuentro más ridículos (se abre la veda).
Se pegan una pechada a subir una cuesta de las que da vértigo mirar para después bajarla… pero que necesitada tienen, que pasa que no había una carretera más llana o es que están haciendo caso a los TomTom que siempre te mandar por el sitio más jodidos?.

El fin de semana pasado estuvimos en PuebloNinja, solo habían pasado  5 días desde que se fuese el peque con los Abus y ya le estamos echando mucho, mucho de menos, tanto que como nos aburrimos PaPaNiñoNinja y una misma, inciso [dado que esto de PaPadeNiñoNija y MaMadeNiñoNinja es un coñazo de escribir, a partir de ahora seremos el Sensei" y la Sensei], hemos decidido “redecorar” la casa o lo que viene siendo lo mismo, cambiar los cuadros, cortinas, alguna lámpara y pintar por ejemplo nuestra habitación.

Aprovechando que el pasado miércoles era el día del superdescuento de Leroy Merlin y aplicaban el 20 % a todos sus productos, allí que nos fuimos el Sensei y yo misma a buscar los aparejos necesarios para tan bonito momento autodecorativo.

Después de casi media hora de decisión de qué color del mundo queríamos para nuestra habitación, decidimos por unanimidad por una apuesta arriesgada. De base Nepal Beige Intermedio y en contraste para una de las paredes Kenia Marrón Natural, apuesta arriesgada porque por todos es sabido que Kenia y Nepal son muy diferentes y claro sus colores también, jejeje.

Las elección de la pintura y los aparejos varios, como ya he dicho para el momento de la autodecoracion, nos llevo media horita y nos fuimos en dirección a las cajas. Vimos una fila de gente que llegaba hasta la mitad de la tienda, ingenuos de nosotros pensamos que quizás estaban regalando viajes a París o estaban haciendo una degustación de cebos de pesca (da lo mismo lo que regalen, esto es España y si te dan gusanos para la pesca o gazpacho casero hecho con la thermomix o si te dan a probar "in situ" una nueva pomada antihemorroidal, nos quedamos haciendo fila “ordenadamente” durante dos horas.. total… es gratis)

Para nuestro desilusión (claro, yo quería una nuestra de esos cebos de pesca) comprobamos que la fila en cuestión era para pagar y allí que nos situamos “ordenadamente” al final de la fila (digo fila porque escribir  “cola” y “antihemorroidal” en un mismo post, me parece de mal gusto).

Cuando ya llevábamos ¾ de hora en la fila, aun no veíamos a las amables y pacientes cajeras, estábamos aun a kilometro y medio de llegar a la caja.  Por la megafonía se escuchaba que por motivo de la gran afluencia de público el centro permanecería abierto hasta las 12 de la noche, momento en el que aprovechamos para mirar nuestros relojes y comprobar que ya eran las 10 de la noche, con mi mentalidad siempre positiva me dije, .-bueno... nos da tiempo a llegar a las cajas antes que cierren, puff menos mal, con el pastón que me ahorro por el 20 % de descuento, yo aguanto aquí -. (4, 60 de descuento...).

Una hora después allí seguíamos, con nuestros botes de pintura y nuestros aparejos. Y llegó el fatal momento temido por todo autodecorador.

¿Y si esos colores no casan bien?
¿Nepal y Kenia en la misma habitación?

.-Puff, espera que voy a mirar otra vez-.

En la fila dejo a el Sensei y me marcho otra vez a la sección de pintura a mirar.

Vuelvo…

.-oye que sí… que puede quedar bien -.

Un cuarto de hora después, yo continuo en bucle (ya he dicho que suelo entrar en ellos con facilidad).

.- Espera que voy otra vez a mirar la paleta de colores, que no termino de verlo claro.-

La chica que teníamos detrás de nosotros con dos rollos enormes de césped artificial estaba descojonada viva.

Vuelvo a la carga…

.-oye, que no me convence-.

El Sensei que empieza a ponerse verde, no sé si por el mosqueo o porque estaba fagotizando con el césped artificial de la chica de atrás

.-Nada, que vayas a cambiar los botes-.

Dos veces, dos veces fuimos a cambiar los colores. Pasamos de la mezcla de tonos de Nepal y Kenia pasando por los tonos de la Toscana para acabar finalmente con los dos tonos de Nepal, clarito para la base y oscuro para el contraste.

Todo esto después de esperar una fila de 1 hora y ¾ hasta que finalmente llegamos a la caja a pagar. Y yo que me fui de allí sin hacer la degustación de cebo de pesca….

Nada hacía suponer la aventura que entrañaba ir un miércoles a comprar a una tienda de bricolaje. Sí, con un 20 % de descuento, pero ni te dan gazpacho ni nada. No sé cómo no fuimos capaces de darnos cuenta al llegar, el parking estaba cerrado a los coches desde las 8 de la tarde, ya no dejaban entrar más coches por estar completo el aforo, pero nada, nosotros que no nos dábamos por aludidos.
Por El Santo Creador, nos ha dado a todos por “redecorar” nuestras casas a la vez?

-. No, toda esa gente seguro que no va al mismo sitio que nosotros.-

Pues si Sres. el pasado miércoles estaba mas de la mitad de los Madrileños que no nos hemos ido aún de vacaciones, metidos en el mismo centro de bricolaje y autodecoraciones varias. Y como muestra un botón:

El Jueves cuando llegué a mi trabajo, comentando con los compis de mis cercanías, de seis que estábamos comentando, cuatro estábamos el día anterior en el mismo centro, un quinto en otro centro y el sexto, fue, pero viendo el “percal” se dio la vuelta (ni que decir tiene que es el listo del equipo).

Conclusión:

Perdí casi dos horas haciendo fila para ahorrarme 4, 60 €  en pintura y cacharrería varia de autodecoración.

Cambié en dos ocasiones de colores de país con el que pintar nuestro dormitorio.

La chica del césped seguro que cuando llego a su casa con él,  incluso le habrían salido flores naturales y tendría una plaga de pulgón en el césped (artificial recordemos).

Una semana después, la pintura y los aparejos están en el mismo sitio que cuando llegamos el miércoles pasado a casa, a eso de las once y media de la noche.

Y todo esto para no aburrirnos y que la semana se nos pase rápido para no añorar tanto a NiñoNinja.

Menos mal que esta noche hemos quedado con unos amigos a compartir una cañas y una racioncitas, para así hacer más llevadera su ausencia. Con suerte les liamos, les contamos lo entretenido que es autodecorar y mañana se prestan amigablemente a echarnos una mano con la pintura. Eso sí, prometido, no voy a volver a cambiar de color, creo… quizás...

Tengo el culo dolorido (porque no lo tengo de corchopan) de ir en bici durante 6 mierdakilometros, el pasado fin de semana, paseando por PuebloNinja con el Sensei y NiñoNinja. Ahh y también una rodilla raspada y una muñeca “a la virulé”. Sí, me caí, nada serio pero tengo más herido el amor propio que otra cosa, es decir el culo. 

Este próximo fin de semana volveremos a PuebloNinja y volveré a montar en bici con el peque y el Sensei. Espero que me salga pronto callo en el amor propio y que la semana próxima sea algo más aburrida con o sin degustación de cebo para peces (que si son gratis, me los llevo).